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  1. El control digital de la vida cotidiana, está cada vez más presente
  2. Se están desplegando tecnologias de vigilancia basada en IA
  3. El pretexto de la seguridad es usado para remover la privacidad

Siempre con la excusa de la seguridad, lo único que realmente se está implementando son tecnologías opresivas que imponen un escrutinio excesivo sobre nuestra vida cotidiana. Esta expansión implacable de la vigilancia no se trata de seguridad, sino de control.

Se trata de crear un mundo donde cada movimiento es observado, cada comportamiento analizado y las libertades individuales sacrificadas en el altar de la supuesta seguridad.

Donde está resultando evidente que la vigilancia es por control y no seguridad, es en los recientes desarrollos dentro del sistema de metro de Nueva York, donde la Autoridad Metropolitana de Tránsito (MTA) está impulsando un nuevo sistema de vigilancia impulsado por IA.

Así como muchas otras ciudades en el mundo, que están expandiendo la vigilancia digital con el despliegue de cámaras de "seguridad" en espacios públicos

Sistemas de seguridad inteligente

Colaboran con firmas privadas de IA para desarrollar un sistema que monitorea el entorno del metro en tiempo real, escaneando continuamente lo que catalogan como "comportamientos problemáticos". Esto no se trata de hacer el tránsito más seguro; se trata de expandir un aparato de control social que erosiona la privacidad y la libertad personal bajo la apariencia de seguridad.

¿La justificación para estas tecnologías invasivas? La misma que brindan en todas partes de todo el mundo, abordar los problemas de "seguridad" y prevenir incidentes antes de que ocurran.

Este sistema de IA está diseñado no para identificar pasajeros individuales, sino para detectar "acciones sospechosas": bolsas desatendidas, movimientos agresivos o comportamientos inusuales que puedan indicar problemas.

Cuando tales comportamientos son señalados, las fuerzas del orden son alertadas inmediatamente. ¿El objetivo? Intervenir "preventivamente", antes de que se haya producido algún delito o amenaza.

¿Pero a qué costo? Este enfoque preventivo convierte a los ciudadanos comunes en sospechosos potenciales, constantemente bajo la persistente mirada de la tecnología que juzga sus acciones basadas en algoritmos que no son tan transparentes como las instituciones exigen a sus ciudadanos que sean, ademas son propensos al error y sin cargos de responsabilidad.

La eterna narrativa de la "seguridad"

La narrativa de la «seguridad» se ha utilizado durante mucho tiempo para justificar la expansión de las tecnologías de vigilancia. Y la historia muestra que tales medidas rara vez aumentan la seguridad para la mayoría; en cambio, crean un clima de miedo, desconfianza y opresión.

El despliegue de IA en áreas públicas ejemplifica esta tendencia - un movimiento hacia la supervisión opresiva que quita el anonimato y fomenta una cultura de sospecha y vigilancia. Es un panóptico digital donde cada comportamiento es examinado, y la privacidad es sacrificada en el altar de la "seguridad".

Los defensores de las libertades civiles advierten de una pendiente resbaladiza hacia la vigilancia del comportamiento en masa. Cualesquiera que sean los patrones que detecten estos sistemas reflejarán los mismos puntos ciegos que ya existen.

La IA es una red enredada de código y suposiciones humanas, entrenada en datos defectuosos y vendida por evangelistas tecnológicos que nunca han tenido que navegar por el caos de un metro de hora punta.

Vigilancia de IA para predecir crímenes
Para leer y saber más - Fuentes:

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