
- Australia planea imponer un sistema de identificación biométrica
- Combinarán los datos de licencias de conducir y pasaportes
- El fundamento, como siempre, radica en la seguridad y prevención de fraudes
- Ignorando, como siempre, los riesgos que implican estos sistemas
- Es una situación irreversible, cuando los datos son comprometidos
La creciente obsesión con los datos biométricos
Con el rápido avance intrusivo de la tecnología biométrica se encuentra el desarrollo de sofisticados sistemas de verificación de identidad, lo cual es parte de una tendencia global hacia una mayor vigilancia.
Sin embargo muchos defensores de la privacidad y organizaciones de libertades civiles han expresado preocupaciones sobre las implicaciones de estos sistemas, particularmente en ausencia de una legislación integral sobre privacidad.
La razón presentada: evitar el robo de identidad
La Solución Nacional de Reconocimiento Facial de Licencias de Conducir de Australia (NDLFRS) ha presentado una iniciativa diseñada para crear una amplia red nacional de reconocimiento facial que vincule datos biométricos con licencias de conducir y pasaportes.
Como siempre el fundamento es el mismo, implementar estos sistemas es para mejorar la seguridad y agilizar los procesos de identificación.
El gobierno australiano ha justificado repetidamente la implementación de las NDLFRS citando preocupaciones sobre robo de identidad, fraude y seguridad nacional.
La lógica parece sencilla: una base de datos biométrica centralizada permitiría a las autoridades verificar rápidamente la identidad de las personas, prevenir actividades fraudulentas y facilitar la aplicación de la ley.
La ausencia de una legislación de privacidad integral en Australia complica este escenario.
Sin marcos legales claros para gobernar los datos biométricos, el equilibrio de poder se concentra cada vez más a favor de las agencias gubernamentales.
En este tipo de contextos hay que preguntarse: ¿Quién posee los datos biométricos? ¿Cuánto tiempo se almacenan? ¿En qué circunstancias se acceden a los mismos?
Estas preguntas siguen en gran medida sin respuesta y esto sucede no sólo en este proyecto de identificación biométrica, sino también en todos los que están siendo impuestos en el mundo.
Los sistemas biométricos "evitan el robo de identidad"
Para imponer el uso de la identidad biométrica, la más común de las excusas utilizadas es que previene el robo de identidad, lo cual es una afirmación falsa.
Los datos biométricos son más susceptibles al robo que cualquier otro dato. Es fácil de exponer con otras medidas, las cuales también son "por seguridad" y que se están implementando en todo el mundo.
Los sistemas de vigilancia que están siendo desplegados, con cientos de cámaras tienen la habilidad, no sólo de identificar de forma exacta a las personas sino también detectar sus conductas y emociones en base de análisis hechos por IA.
Entonces si se puede identificar a las personas a distancia en cualquier lugar, resultaría muy fácil de la misma manera usar esos datos biométricos capturados para el robo de identidad
La severidad de los sistemas biométricos
Muchos críticos argumentan que estos objetivos declarados en realidad resultan excusas convenientes para ampliar las capacidades de vigilancia estatal.
La narrativa de que la recolección de datos biométricos está destinada exclusivamente a combatir la delincuencia tiende a ocultar las motivaciones subyacentes.
En una era en la que los gobiernos de todo el mundo buscan cada vez más aumentar el control sobre las poblaciones, los sistemas biométricos sirven como herramientas potentes para la identificación en tiempo real, no sólo en las fronteras o los puestos de control, sino potencialmente dentro de los espacios públicos.
Defensores de la privacidad y la falta de protecciones sólidas
Las preocupaciones expresadas por los defensores de la privacidad destacan un defecto fundamental en la creación del NDLFRS: la evidente insuficiencia de las salvaguardias de privacidad.
A pesar de la naturaleza sensible de los datos biométricos - identificadores únicos que, a diferencia de las contraseñas, no se pueden cambiar o restablecer - el gobierno australiano no ha establecido una legislación integral que regule adecuadamente la recolección, almacenamiento y el uso de dichos datos.
Esta brecha regulatoria deja la información biométrica vulnerable al mal uso, pérdida y hackeo.
Las consecuencias podrían ser terribles: cuando los datos biométricos están comprometidos generan una situación irreversible, las personas quedan expuestas a toda clase de riesgos y pierden para siempre su privacidad.
Además no hay garantía de que su uso indebido no se produzca, lo cual podría llevar al robo de identidad, discriminación o escrutinio injustificado de las fuerzas del orden.
El alcance de los sistemas biométricos
El despliegue inicial del reconocimiento facial para la verificación de la licencia de conducir puede parecer benigno; sin embargo, la realidad sugiere lo contrario.
Una vez establecida una infraestructura de vigilancia como las que se están implementando en todo el mundo, se convierten en una base para ampliar la supervisión gubernamental, dando lugar al nacimiento de sistemas totalitarios.
Siempre existe el riesgo persistente de que los datos biométricos recopilados con fines específicos supuestamente benignos en un principio, puedan ser aprovechados luego para iniciativas de vigilancia más amplias, como la identificación en tiempo real en espacios públicos, el monitoreo masivo durante las protestas o el seguimiento de los movimientos de las personas sin el debido proceso.
Esta extralimitación simboliza un nivel sin precedentes de control estatal, uno que podría erosionar las libertades civiles alterando la privacidad y la vida normal en sociedad.
Las organizaciones de libertades civiles sostienen que los derechos fundamentales al anonimato y a la privacidad en público deben protegerse inequívocamente, pero el avance invasivo de la tecnología de reconocimiento facial en la vida pública amenaza estos derechos.
