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Las universidades utilizan cada vez más programas informáticos para supervisar a los estudiantes durante los exámenes, y algunas utilizan inteligencia artificial (IA) para supervisar la conducta de los exámenes. La tecnología de proctoring permite que los examinadores sean monitoreados fuera del campus, permitiéndoles hacer exámenes en sus hogares.
Sin embargo, algunas instituciones educativas afirman que estas tecnologías son necesarias para prevenir el engaño, mientras que otras y los estudiantes están preocupados por los peligros ocultos. Los estudiantes han lanzado protestas, peticiones y demandas condenando la proctoring en línea como discriminatoria e intrusiva.
Algunas empresas de proctoring han intentado sofocar las protestas, incluyendo demandar a sus críticos.
Los programas de proctoring automatizados ofrecen herramientas para que los examinadores eviten las trampas, como capturar información del sistema, bloquear el acceso a la Web y analizar los trazos del teclado. Algunos programas utilizan IA para «marcar» comportamientos sospechosos, como susurros, tipos atípicos y movimientos inusuales.
Sin embargo, la ética de la proctoring automatizada plantea varias preocupaciones, incluyendo seguridad, acceso, privacidad y equidad. Los algoritmos del software pueden no ser siempre precisos, y el potencial de hacer trampa es una preocupación tanto para los estudiantes como para las instituciones.
Es posible que los principales algoritmos de proctorización basados en Estados Unidos no identifiquen con precisión las caras de piel más oscura, lo que conduce a discriminación oculta y puede contribuir a sesgos sociales.
Los algoritmos de proctoring también pueden marcar falsamente movimientos atípicos de ojos o cabezas, lo que potencialmente conduce a sospechas injustificadas sobre estudiantes que no son neuro-típicos o tienen estilos idiosincrásicos de examen.
Las instituciones pueden elegir qué funciones automatizadas utilizar o rechazar, pero investigar las sospechas infundadas puede ser injusto y traumático. El monitoreo automatizado de exámenes puede sentar un precedente más amplio, planteando preocupaciones públicas sobre la vigilancia y la toma automatizada de decisiones.