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La luz solar es un nutriente vital para nuestros cuerpos, ya que a lo largo de la historia los seres humanos fueron experimentando menos exposición al sol. Sin embargo, las industrias con intereses creados presionan para ocultar verdaderas causas y desviar la atención hacia los chivos expiatorios fáciles.
Por ejemplo, los dermatólogos se han transformado de una carrera no deseada a una especialidad lucrativa al calificarse como luchadores contra el cáncer y enfatizar la necesidad de exámenes y extirpaciones regulares y costosos contra el cáncer de piel. Esta manipulación del miedo no ha reducido las tasas de mortalidad por cáncer de piel, sino que ha aumentado los diagnósticos y tratamientos dañinos, lo que ha llevado a la Gran Estafa Dermatológica.
El cuerpo requiere longitudes de onda únicas que se encuentran en la luz natural, que están ausentes en la iluminación artificial. En 1923, Alexander Gurwitsch descubrió que las células emiten luz ultravioleta débil, llamada radiación mitogénica (MGR), que induce a las células vecinas a dividirse. La investigación de MGR se ha desvanecido en oscuridad.
La luz solar ofrece inmensos beneficios, como la prevención del cáncer, la longevidad, la salud mental y la regulación de los ritmos circadianos. Sin embargo, las industrias que se benefician de la enfermedad se oponen directamente a ella, reduciendo la importancia de reconocer los beneficios de la luz solar en nuestras vidas.
La luz es una onda de radiación electromagnética (EMR) que viaja a través del espacio. Sus propiedades cambian dependiendo de su longitud o frecuencia, con luz visible entre 380nm-700nm y luz infrarroja o ultravioleta emergiendo fuera de este rango. A medida que la luz satura nuestro medio ambiente, tiene efectos biológicos significativos. Algunos individuos son hipersensibles a microondas, radar, teléfonos celulares o Wi-Fi.