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  1. La vigilancia y reconocimiento biométrico están convirtiendo espacios públicos en áreas de escrutinio continuo
  2. En Reino Unido se están desplegando sistemas de identificación biométrica para encontrar delincuentes peligrosos
  3. Los sistemas biometricos siempre funcionan considerando a los escaneados posibles sospechosos
  4. Según las afirmaciones oficiales, los datos capturados son borrados inmediatamente

La insidiosa proliferación de las tecnologías digitales, en particular la biométrica y la infraestructura de vigilancia, ha sido bajo el fundamento de la "seguridad pública".

Estas innovaciones nunca han mejorado la seguridad de manera ostensible y su despliegue revela una tendencia persistente hacia el control y la opresión de los ciudadanos comunes en lugar de una protección genuina.

El uso expansivo de la vigilancia biométrica, incluyendo sistemas de reconocimiento facial, da lugar a la paradoja en donde los supuestos sistemas digitales de seguridad están transformando los espacios públicos en zonas de constante escrutinio y tensión social.

Reconocimiento biometrico en espacios públicos

En el panorama de vigilancia digital del Reino Unido es la expansión de la tecnología de reconocimiento facial en vivo (LFR), una medida encabezada por las agencias gubernamentales que buscan aprovechar la pretendida eficiencia de la herramienta en la identificación de delincuentes de alto daño.

Recientemente, la Policía del Gran Manchester (GMP), junto con otras siete fuerzas policiales, encargó el despliegue de nuevas camionetas LFR financiadas por el Ministerio del Interior.

Esta iniciativa sigue un impulso del gobierno para utilizar tecnología de reconocimiento facial dirigida principalmente a personas involucradas en conductas criminales graves, con el objetivo declarado de aumentar la eficacia operativa.

Sin embargo, el despliegue de LFR en espacios públicos genera profundas preocupaciones más allá de su intención declarada. Estos sistemas funcionan escaneando multitudes en tiempo real contra listas de vigilancia a medida - bases de datos que contienen imágenes de personas de interés - analizando miles de rostros instantáneamente.

Supuestamente borran los datos inmediatamente

Mientras que los defensores enfatizan la precisión y velocidad de estos sistemas, los críticos resaltan problemas significativos relacionados con la administración de datos, privacidad y libertades civiles.

A pesar de las afirmaciones de las autoridades de que existen protocolos estrictos, incluida una supuesta eliminación inmediata de datos que no coinciden con las entradas de la lista de vigilancia, siguen existiendo preguntas sobre la solidez de estas medidas de seguridad.

¿Realmente existe forma de comprobar que los datos biométricos de las personas escaneadas no son almacenados?

El escrutinio continuo de datos biométricos de los ciudadanos corrientes y honestos, muchos de los cuales no tienen ninguna relación delictiva, amplía el alcance de la vigilancia mucho más allá de la aplicación selectiva, convirtiendo efectivamente los espacios públicos en zonas de vigilancia omnipresente.

Estos sistemas, en lugar de fomentar una sensación de seguridad a través de la cohesión social, incitan al miedo y la desconfianza. La vigilancia constante puede tener un efecto devastador en la vida pública, desalentando la libre expresión, la reunión y las interacciones sociales cotidianas.

Cuando los ciudadanos perciben que están bajo vigilancia perpetua - acosados por cámaras y dispositivos de reconocimiento facial - pueden sentirse impotentes y oprimidos. Esta atmósfera de sospecha socava los lazos comunitarios, reemplazando la confianza por la sospecha y la alienación.

Abordar las verdaderas causas de los crímenes

Además, el objetivo principal de estos despliegues tecnológicos parece ser el control y no el bienestar de la comunidad.

Si las autoridades realmente trataran de garantizar la seguridad pública respetando los derechos civiles, su atención pasaría de la supervisión invasiva a enfoques centrados en la comunidad.

Promover la cohesión social y abordar las verdaderas causas profundas de la violencia y el desorden, sería probablemente estrategias mucho más eficaces y humanas.

Las implicaciones éticas de la vigilancia biométrica son profundas. Los datos recopilados a través del reconocimiento facial pueden ser mal utilizados o filtrados, exponiendo a las personas a riesgos más allá del escrutinio masivo, incluyendo perfiles, discriminación o identificación ilícita.

Incluso cuando existen protocolos para eliminar datos irrelevantes inmediatamente, la posibilidad de infracciones o uso indebido sigue siendo significativa, especialmente dada la escala a la que operan estos sistemas.

Si los gobiernos realmente valoran la seguridad y la dignidad de la población, deben priorizar el fomento de la cohesión social, la transparencia y las libertades civiles por encima de la mera vigilancia y control.

Sólo así podrán construir una sociedad genuinamente segura y justa, una sociedad basada en la confianza, el respeto y la responsabilidad compartida, más que en el miedo y el escrutinio constante.

El uso expansivo de la vigilancia con sistemas de reconocimiento facial
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