Cómo el transhumanismo podría conducir a una sociedad distópica

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El rápido desarrollo de tecnologías NBIC, como la nanotecnología, la biotecnología, la tecnología de la información y la ciencia cognitiva, está generando posibilidades que han sido durante mucho tiempo el dominio de la ciencia ficción.

Estas tecnologías pueden permitirnos disfrutar de una mayor «libertad morfológica» a través de prótesis o ingeniería genética, o avanzar nuestras capacidades cognitivas a través de interfaces cerebro-ordenador para vincularnos a la inteligencia artificial avanzada (IA). Los nanobots podrían monitorear nuestra salud y mejorar nuestras propensiones emocionales para la alegría, el amor u otras emociones.

Esta convergencia puede producir cambios radicales en nuestro mundo en un futuro próximo. El transhumanismo es la idea de que los humanos deben trascender su estado natural actual y sus limitaciones a través del uso de la tecnología, abarcando la evolución humana auto-dirigida. David Pearce, uno de los principales defensores del transhumanismo, cree que sólo las soluciones de alta tecnología pueden erradicar el sufrimiento del mundo.

La ideología de neutralidad moral y metafísica del capitalismo avanzado también es dinámica, ya que los mercados no vacilan. Maximizar el poder de gasto maximiza la capacidad de florecer, haciendo de la compra un imperativo moral primario para los individuos. El bioetista Julian Savulescu cree que los seres humanos deben ser mejorados para sobrevivir, ya que nos enfrentamos a un triángulo de extinción de las Bermudas debido al poder tecnológico radical, la democracia liberal y nuestra naturaleza moral.

Él cree que las soluciones están dentro de nuestra composición biológica y que la difusión de tecnologías que mejoren la moralidad probablemente residiría en estructuras de poder que tienen gran parte de la responsabilidad por estas fallas.

Las tecnologías que mejoran la moralidad de Savulescu probablemente serían difundidas, prescritas y potencialmente impuestas para abordar estos defectos morales. Esto probablemente residiría en las estructuras de poder que pueden tener gran parte de la responsabilidad por estas fallas.

El concepto de «moralidad» es relativo y contestable, y la vigilancia de los individuos será necesaria para evitar las amenazas de aquellos con trastorno antisocial de la personalidad y fanatismo.
Las tecnologías transhumanistas podrían fortalecer las estructuras de poder existentes que cimentan la lógica inherente del sistema en el que surge el conocimiento. Esto es evidente en la tendencia de los algoritmos hacia la raza y el sesgo de género, que refleja nuestros defectos sociales existentes.

La tecnología de la información tiende a interpretar el mundo de maneras definidas, favoreciendo información fácilmente medible a expensas de información incuantificable como la felicidad o el bienestar humanos.

También se espera una deshumanización sistémica con la introducción de psico-farmacéuticos altamente efectivos, modificación genética, súper inteligencia, interfaces cerebro-ordenador, nanotecnología, prótesis robóticas y expansión de la vida. Estas tecnologías son fundamentalmente inigualitarias y se basan en una noción de falta de límites en lugar de un nivel estándar de bienestar físico y mental.

Cómo el transhumanismo podría conducir a una sociedad distópica