
Ultimamente se está conociendo que las nanopartículas de grafeno se están utilizando para la producción de chips o implantes que son introducidos a través de los vasos sanguíneos, para aumentar la eficacia de las microondas pulsadas utilizadas para comunicarse con el cerebro.
El grafeno es un nanomaterial, que es adecuado para la comunicación "no invasiva" con el cerebro y ya se está utilizando ampliamente en el tratamiento de trastornos neurológicos. También puede ser entregado al cerebro a través de alimentos o aerosoles ya que entra en la sangre por aire inhalado.
En el Informe 2024 de la ONU sobre el Impacto, Oportunidades y Desafíos de Neurotecnologías con respecto a la promoción y protección de los derechos humanos, destaca el potencial de las neurotecnologías para erosionar el estado de derecho, interferir con la toma de decisiones de los individuos y afectar la salud mental.
Las Naciones Unidas no recomiendan prohibir las microondas pulsadas u otras energías para manipular la mente de las personas a escala individual o mundial a distancia debido a su clasificación como "información de seguridad nacional".
En 1992, el periódico ruso Komsomolskaya Pravda publicó un artículo titulado «Comprar equipo para espiar a sus vecinos», que decía que el tema del control remoto de la función cerebral humana figuraba en la «Lista de información prohibida de publicación» en la Federación de Rusia en 1990.
En 2000, el Comité de Seguridad de la Duma Estatal de Rusia publicó una conclusión en la que afirmaba que la radiación de microondas causa una falsa percepción de la realidad y puede utilizarse como antenas transmisoras de esa radiación.
La ONU recomienda que los gobiernos eduquen públicamente a sus ciudadanos sobre los beneficios y riesgos asociados con las neurotecnologías, permitiéndoles comprender mejor su impacto, tomar decisiones informadas sobre sus neurodatos y exigir que se respeten sus derechos en esta nueva era tecnológica.
Sin embargo, estas publicaciones de la ONU no se mencionan en los medios principales, lo que indica que los gobiernos están suprimiendo información sobre tecnologías represivas que contrastan con sus políticas de derechos humanos declaradas.
En 2008, el depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya se quejó de que fue sometido a «bombardeo de electrones con microondas». Se hace cada vez más evidente que los gobiernos no están dispuestos a aceptar la responsabilidad de la libertad de sus ciudadanos y a respetar sus derechos humanos fundamentales.

La ONU sobre las neurotecnologías
globalresearch.ca