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Los smartphones se han convertido en una parte omnipresente de nuestras vidas, con muchas personas alcanzándolos durante momentos de estrés. Proporcionan una sensación de facilidad o calma, similar a los niños que buscan chupetes cuando están estresados.
Sin embargo, los teléfonos inteligentes también presentan riesgos y molestias, como conducción distraída, interrupciones de comidas y tonos de llamada persistentes. La investigación ha encontrado que las personas tienden a sufrir cognitivamente cuando sus teléfonos están cerca, y lo hacen mejor en las tareas cuando no están tentados a usarlos.
Los estudios han encontrado que la gente puede atraer el consuelo necesario por su mera presencia. Los investigadores han descubierto que las personas mantienen una profunda conexión personal con sus teléfonos, lo que conduce a expresar más libremente sus puntos de vista y revelar información personal o sensible. Los smartphones son portátiles, tienen propiedades hápticas que estimulan nuestro sentido del tacto, y se consideran más personales que los ordenadores, que están estrechamente asociados con el trabajo.
Según Aner Sela, profesor asociado de marketing en la Universidad de Florida, los teléfonos inteligentes permiten a las personas ser ellos mismos y comunicarse con más emoción en ellos que con otros dispositivos. Se sienten en un lugar protegido, lo que les permite centrarse en sus sentimientos y menos en el contexto social que los rodea.
Kostadin Kushlev, profesor asistente de psicología en la Universidad de Georgetown, está de acuerdo, agregando que los teléfonos inteligentes pueden convertirse en chupetes para adultos. Él cree que los teléfonos inteligentes representan que tenemos amigos, recordándonos que podemos llegar a ellos de forma remota, y que son dispositivos personales que están con nosotros todo el tiempo.