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En realidad, lo que mueve el interés por incluir en la agenda legislativa una nueva ley de semillas es la oportunidad de adoptar un sistema que aumente el control por las compañías sobre las innovaciones vegetales y biotecnológicas, con el resultado inmediato de transferir a su favor una mayor proporción de ingresos, y con objetivo mediato de facilitar el dominio de las cadenas de productos.
Ley de Semillas, Propiedad Intelectual y Políticas Públicas Queda al descubierto que, en última instancia, las reformas impulsadas por las compañías llevan el propósito de lograr un régimen de propiedad intelectual en innovaciones biotecnológicas y variedades vegetales que facilite el proyecto de control y dominio de las cadenas de productos.
Las compañías de semillas y biotecnología agrícola, cuyo mayor exponente es Monsanto, son pocas en el mundo, altamente concentradas, y desarrollan políticas globales, entre ellas la de adecuación a sus intereses de las leyes de Propiedad Intelectual en todos los países, que a la vez constituyen políticas de Estado para sus gobiernos de origen.
También demuestra la trascendencia de la discusión actual sobre la reforma de la ley de semillas, que no merece ser subestimada ni reducida a una controversia meramente jurídica, pues ni esta ni ninguna legislación sobre propiedad intelectual es políticamente neutra, sino que por el contrario obedece, o debe obedecer, a diseños de políticas públicas.