
El auge de la IA, junto con la expansión de los centros de datos, los vehículos eléctricos y la puesta en circulación de la fabricación, ha puesto una presión sin precedentes en las redes eléctricas en el mundo. Y se advierte que sin una acción inmediata, la red corre el riesgo de un fallo catastrófico.
La crisis energética impulsada por la IA ha provocado costos crecientes de energía, inestabilidad de la red y una creciente dependencia de la tecnología fabricada por China.
El gas natural, con su capacidad de proporcionar energía consistente y asequible, ha emergido como el claro ganador en esta carrera para asegurar el futuro energético.
Por ejemplo en Estados Unidos PJM Interconnection, el mayor operador de redes eléctricas, ha anunciado planes para acelerar la construcción de plantas de gas natural para satisfacer las crecientes demandas energéticas de la revolución de la inteligencia artificial (IA).
La medida, aprobada por la Comisión Federal de Regulación de la Energía (FERC), significa un cambio de las políticas energéticas hacia un futuro de estabilidad de la red, asequibilidad y crecimiento económico.
La crisis energética debido al uso de IA, impulsa el abandono de "energías verdes"

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