
Austria ha introducido una controvertida ley de software espía que permite al gobierno acceder a aplicaciones de mensajería encriptadas, marcando un cambio significativo en el enfoque del país a la vigilancia digital y la privacidad.
La legislación, aprobada por el gabinete federal, permite a las fuerzas del orden utilizar software espía, formalmente conocido como fuente TKÜ, para infiltrarse en las comunicaciones cifradas en plataformas como WhatsApp, Signal y Telegram.
Esta medida tiene por objeto abordar un punto ciego crítico en la capacidad de inteligencia interna de Austria, particularmente en el contexto de los esfuerzos antiterroristas.
La ley introduce un mecanismo para que las autoridades eludan el cifrado y supervisen las conversaciones directamente en los dispositivos de los sospechosos, siempre que cuenten con la aprobación judicial.
Las solicitudes de vigilancia deben ser revisadas por un panel de tres jueces del Tribunal Administrativo Federal, y se espera que el número de personas dirigidas anualmente permanezca entre 25 y 30. Si se supera este límite, es necesario presentar informes obligatorios al Parlamento, garantizando una supervisión adicional.
La decisión refleja una tendencia europea más amplia de equilibrar los derechos individuales con la seguridad pública, ya que Austria se une a otras naciones de la UE para lidiar con la tensión entre las necesidades de seguridad y los derechos de privacidad.
El gobierno ha enfatizado que el uso de spyware estará estrictamente regulado, con estrictas salvaguardias legales para garantizar el respeto de los derechos de privacidad y que la vigilancia sólo ocurrirá en situaciones de alto riesgo, como terrorismo, espionaje y actividades anticonstitucionales.
