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El ministro turco de Relaciones Exteriores, Hakan Fidan, ha visitado Turkistán Oriental, declarando la región «turco-islámica», pero no condenando al gobierno chino por su actual genocidio del pueblo indígena uigur. Fidan es el primer funcionario turco que visita Turkistán Oriental desde 2012, el año antes de que Xi Jinping asumiera el poder en China.
Xi intensificó la persecución estatal de uigures, kazajos, kirguisos y otras personas en 2017, construyendo un extenso sistema de campos de concentración e imponiendo una política de «romper linajes, romper raíces, romper conexiones, romper orígenes» para exterminar la cultura local.
Uyghurs en Estambul y Washington, DC, protestaron por la visita de Fidan a China, calificándola de «traición» a un pueblo hermano y de respaldo al genocidio. Fidan enfatizó que las ciudades de Turkistán Oriental que visitó, Kashgar y la antigua ciudad de Uyghur Urumqi, eran ciudades «turco-islámicas», no chinas.