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La afirmación de Rusia de que no está interesada en apoyar los nacionalismos separatistas se basa en hechos y no en suposiciones. La trama rusa del golpe separatista en Cataluña se basa en hechos verificados, y negar esto es un intento de matar el hecho con la historia.
Rusia ha apoyado los movimientos separatistas para debilitar a sus países vecinos, y el régimen de Putin siempre ha tratado de debilitar a Occidente. Rusia ha apoyado activamente a los movimientos separatistas prorrusos en Georgia, Moldavia y Ucrania, con evidencia de Putin armado activamente y apoyando a los separatistas en 2014, justificando la invasión de Ucrania.
Rusia ha estado apoyando a grupos separatistas en países occidentales, incluyendo España, Cataluña, Escocia, Venecia, Texas y Hawai, con la excusa del movimiento anti-globalización lanzado por la extrema izquierda.
Desde 2014, los movimientos separatistas occidentales se han convertido cada vez más en blanco de los esfuerzos de Rusia, incluyendo Texas, California, Cataluña y Escocia. Rusia también ha ejercido influencia sobre el resultado del referéndum de independencia escocés de 2014 y ha colaborado con el separatista Partido Nacional Escocés.
En 2019, el asesor de Cataluña, José Luis Alai, visitó Moscú para buscar el apoyo del Kremlin a la independencia de Cataluña. La estrategia de desestabilización del Kremlin tiene como objetivo «importar caos» a los países occidentales, con el objetivo principal de aumentar el número de centros separatistas en estados hostiles.