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El Parlamento Europeo ha aprobado dos nuevas leyes, la Ley de Servicios Digitales (DSA) y la Ley de Mercados Digitales (DMA), para regular la economía digital. El objetivo del DSA es abordar los profundos cambios en la economía digital de la UE, incluida la difusión de la desinformación, la interferencia electoral y la concentración del poder en manos de unas pocas multinacionales.
El DMA apunta a «gatekeepers», plataformas con una posición dominante en sus respectivos mercados que son casi imposibles de evitar para los consumidores. Su objetivo es reequilibrar los poderes empresariales, ya que las pequeñas y medianas empresas a menudo se quejan de que no pueden competir contra los gigantes tecnológicos y son inevitablemente expulsadas de los mercados.