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Los incendios en el norte de Argentina han destruido casi 8.000 kilómetros cuadrados de bosques, pantanos y tierras de cultivo debido a los fuertes vientos, poca lluvia y condiciones secas. Un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la organización no lucrativa noruega GRID-Arendal prevé que los incendios extremos aumentarán hasta un 14% para 2030 y un 30% para mediados de siglo.
Para 2100, los incendios podrían ser hasta un 50% más propensos a ocurrir. Los investigadores han relacionado cada vez más estos desastres con el cambio climático causado por el hombre, que se agrava debido a los incendios forestales, que asolan ecosistemas sensibles y ricos en carbono, como turberas y bosques lluviosos.
El informe insta a los gobiernos a asignar dos tercios de los fondos a la planificación, prevención, preparación y recuperación de incendios forestales. Destaca la importancia de integrar la gestión de incendios con la gestión de desastres para inundaciones y sequías.
Los autores también destacan la necesidad de conocimientos indígenas, tales como quemaduras prescritas, la creación de roturas de fuego, y la promoción de la hierba y el crecimiento de plantas. Las prácticas tradicionales de manejo de incendios están siendo reconocidas e implementadas en Australia,